miércoles, 5 de mayo de 2010

Hollman Felipe Morris Rincón (Morris Producciones)

Autor: Jorge Iván Posada, miembro de la Asociación de Periodistas de la Universidad de Antioquia.

Símbolo del periodismo independiente en Colombia, es un profesional honesto, y para muchos, polémico. Durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez ha sido el reportero más estigmatizado y amenazado por atreverse a ejercer su labor a rajatabla. Tercamente ha insistido, desde su programa Contravía, en mostrarle al país la existencia de un conflicto armado en un contexto donde los medios de comunicación han replicado, sin cuestionar, la idea acuñada por el gobierno: desde el fracaso de los diálogos de El Caguán el país afronta una amenaza terrorista, y ese es el único problema que hay que resolver. Auspiciado por la Unión Europea, en el 2003 nace un programa periodístico de 30 minutos para la televisión: Contravía, una propuesta de varias organizaciones no gubernamentales de darle a los colombianos elementos de juicio para comprender porqué seguimos viviendo en medio de una confrontación bélica. En 227 capítulos han sido entrevistados todos los actores del conflicto: paramilitares, guerrilla y narcotraficantes, en contraste con el formato impuesto de los grandes medios, donde se debe divulgar y defender la verdad que profesan las instituciones y ceñirse al libreto de los comunicados, boletines y ruedas de prensa oficiales.

Pero lo más importante, y es allí donde reside el gran aporte de Contravía, es que las víctimas son las protagonistas de las historias. Realizando un periodismo que rescata lo fundamental, es decir, la reportería, Hollman Morris ha llegado hasta el país rural, subiendo y bajando montañas y navegando ríos, para mostrar a los indígenas, afrocolombianos y campesinos, trabajando, riéndose y protestando en medio de la guerra que todos los días padecen. Contravía obtuvo el premio internacional Nuevo Periodismo Iberoamericano en el 2007, en la categoría de televisión, con el programa Toribío, la guerra en el cauca (2005). El jurado resaltó la relevancia social del tema, la actitud ética del periodista frente a los actores y las víctimas y la estructura narrativa del reportaje. Con su otra apuesta, “por un país con memoria y sin impunidad”, Morris ganó en el 2004 el Premio Nacional Simón Bolívar por la crónica El asesinato de Jaime Garzón (2003), un programa donde evidenció que el DAS había desviado la investigación sobre las circunstancias en las que fue asesinado el humorista y periodista y quiénes fueron sus autores intelectuales y materiales.

Ese mismo año, Contravía fue reconocido como el mejor programa periodístico de la televisión colombiana en los premios India Catalina. Desde ese momento las interceptaciones telefónicas, amenazas y seguimientos ilegales aumentaron sobre Hollman Morris, su equipo periodístico y su familia. Pese a la protección especial de la que goza por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el reconocimiento y prestigio internacional, la vida de Morris sigue en peligro. Ese es el precio que ha pagado en un país donde la policía de inteligencia, de manera criminal, durante más de 4 años lo convirtió uno de sus “blancos” políticos para desprestigiarlo y perseguirlo; y donde el mismo Presidente lo ha llamado “periodista cómplice del terrorismo”. Mucho le debe la democracia colombiana a Hollman Morris, tanto, que la justicia le ha dado la razón a las víctimas que han contado sus historias a través de Contravía. En el año 2007 Human Rights Watch le otorgó un reconocimiento especial por su labor en la defensa de los derechos humanos. Recientemente fue seleccionado por la beca Niemam Fellow de la Universidad de Harvard.





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